martes, 6 de enero de 2009

Frías Cenizas Parte II

La escuela no quedaba muy lejos de la granja, todos los niños oyeron el estruendo, vieron el fuego y la humareda, escucharon el sonido de las sirenas de los bomberos y las ambulancias cuando media hora después pasaron cerca de la escuela, pero nadie sabía lo que había pasado y mucho menos Darko quien siempre estaba jugando solo en el último salón de la escuela, Nikola sin embargo quien cursaba el sexto grado, había presenciado el alboroto pero seguía tan ignorante como todos los demás miembros de la escuela, la campana sonó y era hora del almuerzo y todos los niños corrieron a la cafetería, no había radio ni televisión en el recinto, así que tampoco se dieron cuenta por esos medios.

Eran las cuatro de la tarde cuando Alia hijo, llegó a recoger a los dos niños, les dijo que debían irse para el apartamento de su tía en Prijedor y que su padre llegaría por la noche, Darko preguntó donde estaba su madre, pero Alia le contestó con evasivas que el niño no comprendió, pero intuyó que todo estaba bien y que seguramente todo se trataba de una visita sorpresa a su tía. Cuando salieron de la escuela una espesa columna de humo negro se levantaba en el horizonte, Alia no pudo contener las lágrimas y como no quería que los niños lo vieran llorar e hicieran preguntas que no iba a poder responder, dijo que iba un momento al baño que lo esperaran en la acera de la escuela.

A las cinco treinta llegaron al apartamento de la tía Zvonimira en Prijedor, la mujer, una señora que se había quedado solterona por esas cosas extrañas de la vida y que además había perdido a sus dos hijos, producto de misteriosas aventuras, antes de que cumplieran cuatro años, era una de esas típicas mujeres que tienen todo el sentimiento a flor de piel y que lo expresan así sin mas. Ella ya estaba enterada de todo y supo que había que esperar a que Alia llegara para darles la noticia a los niños, disimulando el dolor, les ofreció un chocolate caliente y unas galletas de mantequilla, que ella misma había preparado, los niños exhaustos se durmieron en veinte minutos.

A las nueve y cincuenta llegó Alia con la noticia de que Valentina había muerto y que apenas tenían unos cuantos dinares para el funeral y para los días siguientes, le dijo a su hijo mayor que había que conseguir un empleo lo más pronto posible y le pidió a su cuñada que los dejara quedarse por un tiempo con ella, para juntar un poco de dinero y en un par de meses volver a la granja para reconstruirla, de todos modos se avecinaba el invierno y con tan mal clima era poco lo que se podía hacer.

A la mañana siguiente, les explicó a los niños con mucha dificultad lo que había sucedido, le dijo a Darko que mamá no volvería y que ese día en la tarde era el tiempo para ir a despedirse de ella. La tía Zvonimira, que era una ortodoxa muy piadosa a pesar del ateísmo oficial del Estado, les explicó que como Valentina había sido una buena mujer, simplemente se había mudado a un mejor lugar donde la Virgen y todos los santos la estarían esperando y la cuidarían mejor que cualquiera, así que no deberían estar tristes.

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